Como en muchos otros hospitales, el número de pacientes que reciben tratamiento por covid-19 en el Bradford Royal Infirmary, un hospital de Bradford, en el centro de Inglaterra, está aumentando drásticamente.
Aproximadamente la mitad de ellos decidió no vacunarse, lo que muchos ahora lamentan profundamente.
«Me ofrecieron la vacuna, pero fui arrogante», dice Faisal Bashir, un hombre de 54 años en excelente estado físico.
«Iba al gimnasio, montaba en bicicleta, caminaba y corría. Como estaba fuerte y saludable pensé que no la necesitaba. Además, si al final resultaba que no era seguro, no habría corrido ningún riesgo», afirma.
«Pero la verdad es que no pude evitar el virus. Lo agarré, no sé cómo ni dónde», relata.