Su imagen y voz han quedado en una aparición, ya post mortem, en el documental El Ballet y Yo, dirigido por el cineasta dominicano Leo Salazar y la producción de Teo Terrero.
José Rafael Sosa
Santo Domingo.- Patricia Ascuasiati Domínguez, con su partida inesperada e insólita, deja al país sin uno de los talentos de la escena más firmes, disciplinados y expresivos, que se expresa en ballet, teatro y el cine.
Fue responsable de una de las más icónicas entradas de una película, La Gunguna, basada en el cuento El Sargento, (Miguel Yarul) en la cual, en únicamente cuatro minutos, dejó para la eternidad una de las actuaciones más recordadas de la industria cinematográfica dominicana. La artista ya se ha ido, aún no se ha terminado la posproducción del documental El Ballet y Yo, dirigido por el cineasta dominicano Leo Salazar y la producción de Teo Terrero.
En ese documental, Ascuasiati destaca entre otras figuras fundamentales del ballet, y habla de cómo se conformó esta disciplina como estándar profesional.
Pero sin dudas que lo más trascendente, y que sorprendió a mucha gente de la crítica y del público, fue su papel introductorio en La Gunguna (Ernesto Alemany,2016) como la vendedora de armas envuelta en un halo mágico-religioso a un cabo que busca conseguir un arma corta efectiva y protectora.
Los minutos, cuatro en total, que tiene en pantalla, lo llenan todo, se ocupan de ofrecer una escena cargada de arte, novedad y sentido mágico.
Apoltronada en un sillón, con una mesa por delante y gavetas llenas de armas, en una vivienda de tablas, con el ardiente sol que se cuela por las rendijas, su personaje interactúa con El Sargento, que hace Teo Terrero, ante el cual deja sentir una grave voz, tremendamente bien manejada, para ofrecerle opciones armadas.
Patricia Acuasiati, la actriz extraordinaria de La Gunguna, se nos ha ido. Patricia integró todos sus recursos en la escena de La Gunguna con el rictus de su rostro y en particular de sus labios, la firmeza embrujante de su mirada, los gestos de las manos y la actitud corporal, para dejar un papel corto y memorable que la fijó en la imaginación colectiva.
Cuenta Teo Terrero¸ el actor con que hizo esa escena, que el director Ernesto Alemany fue quien la seleccionó para el papel, el primero que haría para el cine, arriesgándose con alguien que no tenía experiencia en la industria, pero confiado en que su trayectoria en la escena como bailarina, le ayudaría a un buen desempeño.
La famosísima escena con que inicia La Gunguna, revela Terrero, se rodó en una sección de Baní, en una casa humilde que existía previamente, pero que fue transformada para el rodaje, de acuerdo a las exigencias del libreto, a cargo de la dirección de arte del filme, que estableció un referente Otras actuaciones.
Tuvo un papel secundario en la comedia de acción El Detective Willy (José María Cabral, 2015), en la que hace de directora del Museo del monumento Faro a Colon.
Cabral manifestó que era toda una profesional para la cual no había papeles pequeños y se entregaba a las orientaciones de su personaje.
También tuvo un papel corto en Nadie muere en Ambrosia (Héctor Manuel Valdez), pendiente de ser ampliamente proyectada al público cinéfilo.
Zumaya Cordero, directora de operaciones de Caribbean Cinemas, recordó que también actuó bajo la dirección de David Maler, en la comedia romántica No es lo que parece, protagonizada por Naslha Bogaert, Frank Perozo, Gaby Espino, Fabián Ríos, Evelyna Rodríguez, Pepe Sierra, Jaime Mayol. Zumaya Cordero resalta que se trata de una pérdida irreparable para el arte escénico nacional, incluyendo la danza, teatro y cine.