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sábado, diciembre 28, 2024
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Cumbres Iberoamericanas entre acciones y solidaridad

Santo Domingo, R.D.- Las férreas dictaduras no tan solo cercenaron las libertades públicas e individuales en Latinoamérica durante décadas, también entorpecieron sistemáticamente e imposibilitaron su ingreso a los sistemas integracionistas.

El periodo de (1960-1990) fue terriblemente avasallador con saldos de muertes, apresamientos, torturas y contra el derecho ciudadano al libre tránsito y a expresarse en un espacio social que incluso, le negaba la convivencia en las frágiles instituciones de la sociedad civil que para esa época trataban de abrirse espacio y romper las barreras del oscurantismo.

El Grupo Contadora, instancia multilateral propuesta en enero de 1983 por México a Colombia, a la que posteriormente, se invitó a Panamá y Venezuela para promover conjuntamente la paz en Centroamérica, fue uno de los primeros mecanismos de integración latinoamericana.

Jugó un papel estelar aportando ideas y soluciones en la búsqueda de un consenso para unir a los pueblos de Centroamérica, cuya región se desangraba en medio de un conflicto bélico que incluía a Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

Hubo una destacada intermediación y de una firme exhortación de respaldo hacia Contadora por personalidades mundiales como el entonces primer ministro de Suecia y líder de la Internacional Socialista, Olof Palme; así como de los premios Nobel, Gabriel García Márquez, Alfonso García Robles y Alva Myrdal. Estas celebridades instaron a los mandatarios de México, Colombia, Venezuela y Panamá a aunar esfuerzos para el logro de la paz centroamericana.
Los retos y desafíos de la democracia ante la expansión de la pobreza siguieron arroparon las reflexiones de los mandatarios iberoamericanos, conscientes de que se trata de algo urgente que no aguanta postergación para ser afrontada, teniendo que adoptar para ello políticas económicas y sociales estructurales.

Un camino extenso, cargado de complejidades por todas las circunstancias nacionales e internacionales que por sí solo genera.

Socialismo Vs. Integración

Los máximos líderes del socialismo europeo François Mitterrand, secretario general del Partido Socialista Francés; Mario Soares, primer ministro de Portugal y secretario general del Partido Socialista de ese país; Bettino Craxi, secretario general del partido socialista italiano, y Bernt Carlsson, secretario general de la internacional socialista, jugaron un rol estelar en la inserción de América Latina en los mecanismos integracionistas a mediados del siglo XX.

Otros como Herbert Ernst Karl Frahm, más conocido como Willy Brandt, político socialdemócrata alemán que ocupó el cargo de canciller de Alemania Occidental (1969 y 1974); Olof Palme, ex primer ministro de Suecia, Felipe González, presidente del Gobierno Español, fueron determinantes para que Latinoamérica y particularmente, República Dominicana lograra espacios en los mecanismos integracionistas mundiales.

Estos prominentes estadistas y líderes políticos europeos cargaron en sus hombros la defensa del sistema democrático en América Latina, sacudida por regímenes dictatoriales y represivos que imposibilitaba su inserción en los mecanismos integracionistas mundiales.

Mitterrand, presidente de Francia (1981 hasta 1995); Mario Soares, primer ministro y presidente de Portugal (1976-1978) y de (1983-1985) y como jefe de Estado (1986-1996), fueron dos figuras determinantes para el fortalecimiento democrático latinoamericano y el progreso social.

Soares (1924-2017) fue un abanderado de primera línea de la democracia social en el mundo, y conformó una trilogía de líderes socialistas junto a François Mitterrand (1916-1996) y Willy Brandt, canciller de Alemania (1913-1992), que se convirtieron en defensores permanentes de las instituciones democráticas latinoamericanas.

Llegando incluso, a relevar la mediación que tradicionalmente asumieron los demócratas estadounidenses, a la cabeza de los cuales estaba el ex presidente Jimmy Carter, figura determinante para socavar los intentos golpistas que pretendían desconocer el triunfo electoral del difunto presidente de la República Dominicana, don Silvestre Antonio Guzmán Fernández, en 1978, ante el caudillo y líder reformista, Joaquín Balaguer.

Generación de Líderes

La primera década del surgimiento de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno alcanzó notoriedad un selecto grupo de líderes latinoamericanos y europeos, a la cabeza del Rey Juan Carlos I.

Patricio Aylwin, uno de los fundadores de la Democracia Cristiana en Chile, y quien reemplazó en el poder al dictador Augusto Pinochet (1990-1994), se destacó en los debates de este Foro asumiendo una postura moderada.

El audaz dirigente político logró distanciarse de su antecesor con un discurso de exhortación a sus conciudadanos a la reconciliación, buscando evitar afanosamente que se cayera en las confrontaciones frente a las escenas de terror y dolor que marcaron la dictadura de Pinochet.

Y al participar en la primera Cumbre Iberoamericana en México, en 1991, Aylwin defendió la democracia como sistema político y la libertad ciudadana.

“En nuestro tiempo, más que en ninguno de los grandes momentos de estos cinco siglos, más que en la era de los descubrimientos o de las Revoluciones Nacionales, América Latina participa activamente en las tendencias fundamentales del mundo. La primera de ellas es el avance asombroso de la causa de la libertad. La democracia se consolida en el mundo entero como el único sistema capaz de expresar la libertad de cada ser humano. ¡Con qué satisfacción podemos hoy reunirnos en este foro de los mandatarios de la soberanía popular!

Son nuestros pueblos los que gobiernan. Esta comunidad, junto a otras, ha dibujado el mapa de la libertad y de la democracia en el mundo y nuestra unión es también garantía de su permanencia. Pero debe ser claro para todos que la vigencia de la libertad sólo estará garantizada en la medida en que se creen condiciones de justicia, lo que impone el apremiante desafío de derribar el muro de la pobreza y conquistar así la dignidad de los habitantes de nuestras naciones. Esa dignidad significa incorporar a todos a los beneficios de la modernidad, así como imprimirle a ésta un sustrato valórico que implique el respeto del hombre y de la naturaleza, de modo que no sólo signifique elevar el nivel de vida, sino cuidar la calidad de vida”, anotó.

Otros mandatarios chilenos que sobresalieron por su destacada participación en las Cumbres Iberoamericanas son, Eduardo Frei (1994-2000); Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010).

De su lado, el presidente de Colombia, César Gaviria Trujillo, alabó y defendió la histórica travesía de Cristóbal Colón en lo que se convirtió en el nuevo mundo.

Con estas palabras sintetizó su opinión: “Antes del descubrimiento de América, el mundo era sólo la mitad. Gracias a la audacia de Colón y la convicción de los Reyes Católicos, el planeta adquirió todas sus proporciones y reveló todo su potencial. Fue el encuentro de dos mundos para construir uno solo mucho mejor. Encuentro que ciertamente no estuvo exento de violencia y de conflicto, pero que al mismo tiempo le abrió insospechados horizontes de conocimiento, de bienestar y de progreso a la humanidad. Eso es lo que todos los iberoamericanos debemos celebrar. Coincide esta reunión con una época que no vacilaba en calificar como la era de la perplejidad.

Todo lo que era impensable hace unos pocos años se ha vuelto realidad. Cada día nos sorprendemos con un nuevo desarrollo que confirma el incontenible avance hacia un nuevo orden mundial. Quienes sólo conocían el lenguaje de los cañones y los megatones, hoy hablan el idioma de la cooperación y la solidaridad. Quienes vivían en el silencio gris de las dictaduras eternas, hoy bailan irreverentes sobre las murallas derruidas a golpe de democracia. Quienes han abusado de la fuerza, se encuentran hoy sometidos a la razón y el derecho internacional. En fin, parecería que precisamente cuando nos alistamos a celebrar los 500 años del descubrimiento del nuevo mundo, la humanidad se hubiera empeñado, por fin, en construir un mundo nuevo”, expuso.

Jaime Paz Zamora (periodo gubernamental 6 de agosto de 1989–6 de agosto de 1993), presidente de la República de Bolivia, en la sesión de trabajo de la III Cumbre Iberoamericana, en Salvador de Bahía, Brasil, en 1993, habló de la protección social a los indígenas.

Sobre el particular, dijo que: “En esta Tercera Cumbre Iberoamericana nos hemos propuesto tratar una agenda para el desarrollo, con énfasis en el desarrollo social. Sin embargo, ¡qué grato constatar que no llegamos con las manos vacías! En efecto, en los dos años que median desde nuestra primera reunión de Guadalajara, esta Conferencia ha puesto en marcha un mecanismo concreto para el desarrollo, con énfasis en el desarrollo social. Me refiero al Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, que ya es una realidad actuante, al servicio del progreso económico de una multitud de pueblos originarios del Continente, y de lucha frontal contra la pobreza.

Fondo de Protección al Indígena

Hoy, con orgullo, podemos informar que el objetivo que se fijó la Cumbre Iberoamericana ha sido cumplido. Depositamos ante el secretario general de las Naciones Unidas el instrumento internacional que crea el Fondo Indígena. Habiéndose producido las rectificaciones necesarias del Convenio Constitutivo, se han completado los requisitos para su plena vigencia jurídica. El Consejo Directivo y la Secretaría Técnica están en pleno funcionamiento. El canciller de Bolivia y el presidente del Fondo han suscrito, el día de ayer, el Convenio de Sede. Mi país, está entregando oficinas adecuadas y funcionales. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) financia la instalación y la operación técnica de arranque. La Comunidad Europea, el Banco Mundial, y varias agencias bilaterales ya han comprometido importantes apoyos.

Paz Zamora, del Partido Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Bolivia, enfatizó: “ La puntualidad histórica con la que se creó el Fondo Indígena se realza con la celebración del Año Internacional de los Pueblos Indígenas, con el Premio Nobel de Rigoberta Menchú, con la difusión del Convenio 169 de la OIT sobre el Derecho de los Pueblos Indígenas, con la preparación de nuevos instrumentos sobre los derechos indígenas en las Naciones Unidas, y con la puesta en marcha de nuevas formas de lucha contra la indigencia y la discriminación”.

Poderes e Intereses

Los intereses prioritarios de cada país miembro que interviene en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, son diferentes.
Para una nación desarrollada no es lo mismo el grado de necesidades básicas que las de otra subdesarrollada.

La realidad socioeconómica de España, Portugal y Andorra es muy distinta a la que presentan muchos de los países latinoamericanos.

España es el país fundador y promotor de este Foro a través del cual ha ejercido una proactiva política exterior, determinando así el desplazamiento de los máximos representantes de la monarquía española hacia cada uno de los países miembros.
Los “países en vías de desarrollo” como México, Brasil, Chile y Argentina, aunque con sus carencias propias tienen mayores movilidades de recursos económicos y tecnológicos que otras naciones de la región.

De hecho, México ha sido sede del evento en dos ocasiones, en 1991, en Guadalajara y en 2014, en Veracruz.

En cambio, España, realizó la Cumbre en 1992, en Madrid; en 2005, en Salamanca y en 2012, en la ciudad de Cádiz.

Sólo Ecuador, Honduras y Nicaragua no han sido sede de este Foro desde que fue constituido en 1991, en Guadalajara, México.

El tema predominante en las 27 cumbres organizadas hasta la fecha es el concepto de desarrollo y alrededor del mismo, han surgido innumerables y acalorados debates, exposiciones técnicas, económicas y políticas sin que se haya redefinido una acción concreta para asumirlo.

Entre 1991 y 1996 predominó la globalización como eje central de las deliberaciones y el concepto de cooperación siempre ha salido a relucir en cada evento.

También, asuntos de la comunidad iberoamericana, derecho internacional, derechos humanos, organismos internacionales, paz, democracia, grupos sociales y ecología dominaron la agenda de la temática expuesta en la primera década del montaje de esta Cumbre Iberoamericana.

Pero las mayores reacciones en torno a las discusiones protagonizadas por los mandatarios y dignatarios asistentes a este coloquio giran sobre cuestiones de narcotráfico; imperialismo, deuda externa, terrorismo, corrupción, inmigración, desastres naturales, delincuencia, autoritarismo y dictaduras, reseña parte de un estudio de “Las Cumbres Iberoamericanas (1991-2005) Logros y Desafíos”, elaborado por la Fundación Carolina, Madrid, España.

Artículo de Manuel Diaz Aponte

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