¿Qué podría salir mal de la decisión de Joe Biden de retirar las tropas de combate estadounidenses de Afganistán justo el 11 de septiembre de 2021, exactamente 20 años después del ataque a las Torres Gemelas?
En los Estados Unidos de hoy en día, a menudo se tiene la sensación de que todos los caminos conducen al 11 de septiembre, el acontecimiento más determinante -y doloroso- desde Pearl Harbor, el sorpresivo ataque de los japoneses en el Pacífico, que acabaría llevando a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.
Y así fue como el 11 de septiembre condujo a la guerra más larga que haya protagonizado este país en la historia. El ataque a las Torres Gemelas, el avión que se estrelló contra el Pentágono y el que se estrelló en un campo de Pennsylvania desataron el nacionalismo estadounidense.
Los jóvenes -de hecho, personas de todas las edades- acudían a las unidades de reclutamiento para alistarse. Estados Unidos había sido atacado; estos patriotas querían luchar para defender el país, la «tierra de la libertad», y vengarse de quienes quisieron hacer daño a Estados Unidos.
Y no hay que confundir esto con una especie de patrioterismo irracional. No era eso. Conocí a muchas personas -no sólo estadounidenses-, que si bien eran de tendencia liberal y no eran grandes admiradores de todo lo que hacía Estados Unidos, tenían la sensación visceral de que éste era un momento para apoyar al equipo.