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lunes, diciembre 30, 2024
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China encuentra fuente alternativa de agua en la Luna

Hace menos de dos años, China dio un pequeño gran paso en su objetivo de convertirse en una potencia espacial. Por primera vez, el gigante asiático fue capaz de enviar una nave robótica al Oceanus Procellarum, el océano de las tormentas, una enorme mancha oscura en la Luna visible a simple vista desde la Tierra donde se encuentran, según pensaban los responsables del programa espacial chino, los terrenos más jóvenes de nuestro satélite. La sonda Chang’e 5 aterrizó cerca del monte Rümker, una mole de 70 kilómetros de largo que se levanta más de un kilómetro sobre el horizonte, usó un brazo robótico para tomar muestras, las empaquetó y las envió al módulo orbital que sobrevolaba la Luna. Desde allí se despacharon de vuelta a la Tierra. Y todo esto en un solo día lunar: unos 14 días terrestres.

Probablemente, la Luna se formó cuando un planeta del tamaño de Marte se estrelló contra la Tierra hace más de 4.000 millones de años. El cataclismo hizo que un pedazo de Tierra quedase desgajado y completamente cubierto de roca fundida por la violencia del impacto. Las temperaturas debieron ser tan infernales, que toda el agua debió evaporarse para siempre.

Sin embargo, en los últimos años, varias misiones robóticas y telescopios terrestres han confirmado que la Luna sigue atesorando agua. Y no gotitas, sino toneladas en forma de hielo. Buena parte está en las zonas de sombra perpetua de los polos, donde nunca llega el sol. Y esas regiones inexploradas, en especial las del polo sur, se han convertido en el lugar donde aterrizarán las primeras misiones tripuladas al satélite en más de 50 años. Van allí precisamente porque hay agua, y con ella posible sustento para colonos y materia prima para combustible de cohetes con los que, algún día, llegar hasta a Marte.


Hasta ahora, no se sabía de dónde vino esa agua helada. Otras sondas espaciales han apuntado a que también la hay en las zonas iluminadas del satélite sin que de nuevo se sepa cómo ha llegado allí, tal vez a bordo de asteroides o desde alguna reserva no detectada hasta ahora.

Sen Hu, del laboratorio de física planetaria de la ANC, explica que el contenido de agua en los cristales es de unas 2.000 partes por millón, o de unos 2.000 gramos por cada tonelada de suelo. “En la Luna los impactos de meteoritos son muy frecuentes y suceden por todo el satélite, con lo que los vidrios están repartidos por toda su geografía, desde el ecuador a las regiones polares”. El preciado elemento puede estar en su variante molecular, con dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, aunque probablemente es más abundante el llamado hidroxilo, con un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno, explica Sen.


Los investigadores han estimado la cantidad total de H₂O que puede haber en toda la Luna almacenada de esta forma: unos 270.000 millones de toneladas. Se trata de una reserva descomunal comparada con otras estimaciones. En 2010, por ejemplo, un radar de la NASA a bordo de la sonda india Chandrayaanestimó que en el polo norte había unos 600 millones de toneladas.u

Las muestras chinas son unos 1.000 millones de años más jóvenes que las que recolectaron los astronautas del programa Apolo de Estados Unidos y las misiones robóticas de la Unión Soviética. Los últimos análisis muestran que estos cristales se han estado formando durante los últimos 2.000 millones de años, y que los picos de producción coinciden con periodos de intenso bombardeo de meteoritos, incluido hace 68 millones años, cuando otro gran meteorito impactó en la Tierra y aniquiló a los dinosaurios.

“Lo más interesante”, explica Sen, es que el agua que hay encerrada en los cristales lunares la ha generado el Sol. El análisis de los distintos tipos de átomos de hidrógeno en las muestras apunta a que el bombardeo de partículas cargadas que llega desde el Sol, llamado viento solar, y que contiene átomos de hidrógeno con carga positiva, penetra en los vidrios y se combina con el oxígeno ya presente. Cuando la temperatura es lo suficientemente alta debido a la radiación solar, estos cristales también pueden liberar parte de su carga de H₂O. “Estos cristales son los responsables del ciclo del agua en la Luna”, resume el científico chino.


De cara a futuras misiones tripuladas, “esta puede ser una fuente alternativa de agua”, reconoce el investigador. “La forma de extraerla sería recolectar suelo lunar, calentarlo en un horno a 100 grados y capturar el vapor resultante”, detalla.

Fuente: El país


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