Los motores de crecimiento de la economía mundial están gripados. Un informe presentado este lunes en Washington por el Banco Mundial señala que la pandemia y la guerra de Ucrania han dejado heridas abiertas en el potencial de crecimiento a largo plazo de la economía global. “Dentro de poco podríamos estar ante una década perdida para la economía mundial”, ha señalado Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial.
El informe titulado Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas,presenta la primera evaluación integral de las posibles tasas de crecimiento de la producción a largo plazo después de la pandemia de la covid y la invasión rusa de Ucrania. La concatenación de crisis, a las que ahora se une la inestabilidad financiera, han dañado la tasa de crecimiento potencial de la economía y las perspectivas para los próximos años son malas. Cuando el Banco Mundial habla de década perdida se refiere a una década de crecimiento bajo.
El organismo señala gráficamente que esas tasas de crecimiento potencial pueden considerarse el “límite de velocidad” de la economía mundial. Para 2030, ese “límite de velocidad” —la tasa máxima a largo plazo a la que puede crecer la economía sin provocar inflación— caerá al nivel más bajo de los últimos 30 años, según el informe, que reclama un ambicioso impulso de las políticas para aumentar la productividad y la oferta de mano de obra, incrementar la inversión y el comercio, y aprovechar el potencial del sector de los servicios.
Según el Banco Mundial, casi todas las fuerzas económicas que impulsaron el progreso y la prosperidad en las últimas tres décadas se están disipando. En consecuencia, se espera que entre 2022 y 2030 el crecimiento potencial promedio del producto interno bruto (PIB) mundial disminuya aproximadamente un tercio respecto de la tasa de la primera década de este siglo y se ubique en torno al 2,2 % anual. En el caso de las economías en desarrollo, la disminución también será brusca: del 6 % al año entre 2000 y 2010 al 4 % anual durante el resto de esta década.
Estas caídas serían mucho más marcadas en caso de producirse una crisis financiera mundial o una recesión, han advertido este lunes en una conferencia telefónica los economistas del Banco Mundial. “Las recesiones tienden a reducir el crecimiento potencial”, según Franziska Ohnsorge, coautora principal del informe y gerente del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial. “Las crisis bancarias sistémicas causan más daño inmediato que las recesiones, pero su impacto tiende a atenuarse con el tiempo”.
“Si pensamos en las consecuencias de estos episodios sobre el crecimiento potencial, lo que sabemos es que la desaceleración que describimos en este informe podría ser mucho más aguda si estalla otra crisis financiera mundial”, ha explicado Indermit Gill. “Una crisis bancaria, especialmente si va acompañada de una recesión y si es sistémica, hace un daño duradero al crecimiento potencial a través de una amplia gama de canales relacionados con la incertidumbre de la inversión, la pérdida de empleo, la caída de la productividad… Y por supuesto si las crisis bancarias se traducen en eventos financieros sistémicos tienen resultados aún más perjudiciales para el crecimiento potencial”.
El Banco Mundial advierte de que la actual caída del crecimiento potencial puede tener grandes repercusiones en la capacidad para abordar problemas como la pobreza persistente, las desigualdades y el cambio climático. “Pero esta disminución es reversible. El límite de velocidad de la economía mundial puede elevarse mediante políticas que incentiven el trabajo, aumenten la productividad y aceleren la inversión”, apunta Gill.