La brillantez con que España ha ganado la Nations League refuerza a la asturiana en el banquillo a la espera de las elecciones. Markel Zubizarreta, el director deportivo, sorprendido con ella: «No la conocía»
«Hace un año nadie daba un duro por nosotras». Esa es la reflexión con la que la capitana, Irene Paredes, verbalizaba el cambio en España, capaz de ganar un Mundial y la primera Nations League en apenas seis meses. El 15 de septiembre nadie lo daba por Montse Tomé, pero ahora la asturiana se ha ganado una vida extra. La selección ha crecido pese a arrastrar las heridas del caso Rubiales, es más fuerte mentalmente y mejor en todas las facetas del juego, algo que no ha pasado desapercibido para el director deportivo, Markel Zubizarreta.
Su llegada a la RFEF se dio dos meses después de que el presidente interino, Pedro Rocha, señalara a Tomé como la sucesora de Jorge Vilda. Luis Rubiales la había puesto en el disparadero al nombrala in voce directora deportiva en un polémico discurso aplaudido y, aunque ella renunció, su contratación para el banquillo se vio con recelo.
La convocatoria del 15 de septiembre, sus explicaciones de la ausenciade Jenni Hermoso, – «para protegerla»-, y la madrugada en Oliva le auguraban un futuro muy breve. Sin embargo, desde un perfil discreto, ha ido trabajando todo lo que no eran sus conocimientos. Apoyada por el psicológo hasta en las entrevistas personales, ha ido dominando la escena pública, relajando una actitud defensiva y aprendiendo a sortear el ruido que la ha acompañado. La primera carcajada en público la mostró antes de la semifinal ante Países Bajos.
Cuando la colegiada sueca pitó el final ante Francia, a Tomé la engulló en un abrazo su cuerpo técnico, unos estrechos colaboradores que han ido creciendo al ritmo que la Federación ha ido aumentado la profesionalizando que rodea a las campeonas. «Mucha gente opinó de mí sin conocerme», decía la asturiana con la medalla al cuello y la camiseta de campeonas. Admite ese desconocimiento su jefe, Markel Zubizarreta, que tendrá que decidir sobre su futuro cuando acaben los Juegos de París, que es hasta cuando tiene contrato, si las elecciones en la RFEF no se lo impiden.
El director deportivo llegó al cargo con una idea que ahora está madurando. «Estamos en la RFEF en un momento que no nos permite planificar más allá de las elecciones, pero refuerza a todas las personas que han formado parte, a las jugadoras y al cuerpo técnico», dijo.
A Zubizarreta hay un aspecto que le ha sorprendido especialmente de Tomé y su staff. «No la concocía, sólo como segunda cuando venía a ver partidos, pero a un cuerpo técnico hasta que no lo ves trabajar… Hemos tenido dos días para preparar esta final y en este contexto, este cuerpo técnico es élite», admitió.
El 22 de diciembre se puso Tomé a trabajar en esta fase final, cuando la derrota ante Italia había sembrado las primeras dudas. Una polémica con Aitana Bonmatí y un error que hizo a España jugar en inferioridad unos minutos puso otra vez el foco en el lío más que en el fútbol. Sin embargo, la desconfianza se fue diluyendo.
«El vestuario ahora está feliz», reconocía la seleccionadora en una entrevista este diario. El crecimiento del grupo, procur¡ando la entrenadora guardar un perfil bajísimo para dar todo el protagonismo a sus jugadoras, ha sorprendido al director deportivo tanto como que el equipo ejecute con precisión los planes de Tomé.
«Habla muy bien de la capacidad que tienen estas futbolistas para asimilarlos y de la del staff para transmitirlo. Recuerdo aquella noche en Oliva y que este grupo humano, jugadoras y cuerpo técnico, haya pasado de aquello a esto es una bestialidad».
Tomé tiene contrato hasta después de los Juegos, y tendrá que centrarse en la clasificación para la próxima Eurocopa de Suiza, que arrancará a finales de marzo, pero no parece que, al contrario que con De la Fuente, haya planes de ampliar su contrato. Zubizarreta advierte de que debe esperar. Y es que la RFEF parece abocada a un doble proceso electoral.
Lo quiso evitar Rocha en septiembre, cuando algunos presidentes territoriales le avisaron de que los estatutos obligaban a elegir en asamblea al sustituto de Rubiales. No las convocó con la esperanza de que el CSD adelantara las elecciones de mandato, pero ahora puede verse forzado para provocar una impugnación. Eso puede obligar a la RFEF a dos procesos: el primero, antes de junio, para que los actuales asambleístas ratifique a Rocha, u otro de los miembros, en la presidencia. El segundo, en el cuarto trimestre, para renovar toda la asamblea y siendo ya un proceso abierto a nuevos candidatos.
Fuente: El Mundo